A favor
> Los cultivos están protegidos frente a virus, insectos y malas hierbas.
> Gracias a plantas tolerantes a los herbicidas y a los pesticidas, éstos se utilizan menos, lo que es bueno para el medioambiente y para la economía, porque reducen costes.
> Los frutos son más resistentes, duraderos o incluso más nutritivos.
> Los hay preparados para desarrollarse en zonas estériles o de sequía donde hasta ahora era prácticamente imposible plantar.
> Se consiguen frutos de mayor tamaño y, en consecuencia más rentables.
> Se les pueden añadir proteínas que ayudan a combatir enfermedades y malnutrición.
> Plantas y animales crecen más deprisa.
> Como consecuencia de la tolerancia y resistencia, teóricamente, los rendimientos de los cultivos aumentarán y con el tiempo se contribuirá a un mejor abastecimiento de una población que se multiplica.
En contra
> No se sabe aún si estas nuevas especies son más invasivas que las convencionales y por lo tanto pueden alterar seriamente al ecosistema. Ponen en peligro la biodiversidad porque se eliminan organismos de la naturaleza.
> El cruce de genes puede provocar la resistencia de las bacterias a antibióticos.
> Hongos y virus pueden mutar hacia especies desconocidas para autoprotegerse.
> Hay sospechas de que pueden afectar a la fertilidad.
> Según Greenpeace un estudio de laboratorio con ratas detectó que estas se reproducían menos si eran alimentadas con transgénicos.
> Desde el punto de vista ético, los pequeños agricultores se ven perjudicados porque las patentes de las semillas modificadas están en manos de unas pocas multinacionales. Ellas controlan los precios y son demasiado caras para que los campos de tamaño medio o pequeño resulten rentables.
¿Y tú qué opinas?